sábado, 31 de enero de 2009






El casco de la Hacienda Cuisillos, es una de los caracteristicos del Pueblo, aunque esta no tenga acceso al publico, es muy interesante observar la fachada. Esta construccion se encuentra ubicada en el centro del pueblo que conforma un complejo con el parroquia y la plaza, los cuales son pequeños, pero es agradable estar aqui ya que es tranquilo.




Historia del Pueblo Cuisillos

Fue mercedado el 26 de septiembre de 1564 a Don Vicente de Zaldívar y Pérez de Oñate, sobrino del tres veces gobernador de la Nueva Galicia y fundador de Zacatecas, otorgándosele un sitio de ganado mayor de 1755.61 hectáreas y una caballería de tierra de 42.79 hectáreas. Don Vicente de Zaldívar avecindado en Zacatecas y dedicado a la explotación minera , por los años 1592 y 1593 vendió por conducto de su hijo y apoderado Cristóbal de Zaldívar Mendoza, su propiedad de Cuisillos al escribano real Don Juan González de Apodaca, ambos de origen vizcaíno.Juan González fue adquiriendo gradualmente tierras después de la compra de Cuisillos., en 1599; compró el sitio de Chichiltictlali, en las proximidades de Cerro Gordo, para entonces sus propiedades eran inmensas, lindaban con Ameca, Teuchitlán y Tala, llegando desde Ahuisculco hasta las goteras de Guadalajara, en la Venta del Astillero. No siendo mayorazgo, Cuisillos tuvo diversas ventas y propietarios; pese la enorme propiedad sin divisiones en su territorio, hasta mediados del siglo XIX.Don Juan González de Apodaca la heredó a su hijo Juan González de Apodaca Rubín “El Mozo”, quien ocupó cargos prominentes en la Real Audiencia de Guadalajara. En 1629 hereda la fortuna a su primo Celedón González de Apodaca, quien termina casándose con Antonia Guerra de Colio, viuda de El Mozo.
En 1688, al fallecimiento de Celedón, se remató la hacienda, la cual se encotraba arrendada al Bachiller Bartolomé Rodríguez de Palma; al año siguiente ya era propietario de Cuisillos el Capitán Don Alonso Estrada de Altamirano, quien al fallecer heredó todo a sus hermanos, los cuales decidieron rematar los bienes. Esto se hizo en Querétaro, siendo postores Alonso Dávalos de Bracamontes y Josefa Estrada de Altamirano, hermana del difunto. Esta última ofreció 160 mil pesos oro por lo cual se le adjudicó a ella la propiedad. Posteriormente se presentó ante el juez del remate para manifestar que su postura había sido a favor de Don Pedro Sánchez de Tagle, Marqués Cosorte de Altamira a quien se adjudicó en forma definitiva en marzo de 1702. Los marqueses de Altamira junto con sus descendientes tuvieron en propiedad la hacienda aproximadamente 150 años. Para 1850, se inició la venta de Cuisillos por sus accionistas los Marqueses de Regalia. Después de complicadas negociaciones, vendieron 27 acciones a Don Antonio de Garay, quien posteriormente adquiriría las acciones correspondientes a los de Altamira. En 1852 los Álvarez Abreu y Rodríguez vendieron sus acciones a los señores Simón F. del Llano y a Don Francisco Martínez Negrete, quienes posteriormente pactaron con Don Antonio de Garay la compra de todas las acciones, convirtiéndose así en dueños absolutos de Cuisillos. Señala el historiador Leopoldo Orendaín que “durante la colonia tuvo fama por sus toros de Lidia, que fueron de cartel en las corridas de la época. También tuvo carneros y ovejas de raza merina, las primeras en México”. La riqueza forestal de Tala y Cuisillos era tal que se establecieron campamentos con la llegada del ferrocarril para producir carbón, así que todos los durmientes de madera se obtuvieron de las cañadas y mezquitales de la jurisdicción, constituyéndose la estación “La Primavera”, solo para la obtención de madera. Con esto se acabó con la fama de la región, ya que la mayor parte de sus bosques quedaron convertidos e cerros sin vegetación, semidesérticos, a fines del siglo XIX.